sábado, 8 de mayo de 2010

EL RECUERDO DE UN 17 EN EL DESVAN.


... Y desde el infinito a lo más íntimo de nuestras almas,
recorren sin cesar aquellas sonrisas y gestos que fueron
eternos vivientes en el ataúd del destierro de la existencia.

Existencia pura y viva de la sustancia que emana de aquel nido rojizo,
morada de la dramática del cariño.

Deambular por el tiempo, con la constancia de saber llevar
esas sonrisas y gestos en la carrera de la vida,
es el logro del compasivo que ahora espera en su propio ataúd,
aquel guiño de la savia del cielo.

...Y el paraíso, esperándome contemplará, que aquellas miradas
entre el infinito y mi alma, se enjaularán en el ataúd de mi ser.

...Y desde mi alma al infinito se podrá sentir la existencia del adiós,
en la travesía del amor.

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